Sí. Aunque no lo parezca. Es un castaño común. De esos "arbolitos que dan castañas"...
Esa especie de hilito unido a una castaña, con
minúsculas raíces y cuatro hojas que salen de un tallo más fino que el de una
hierba, plantado en tierra adecuada, regado en su momento, abonado cuando toca
y cuidado de los depredadores (desde el ganado a las orugas), dentro de
bastantes años será un frondoso árbol que nos regalará sus frutos, su sombra,
su madera. Que albergará nidos de pájaros entre sus ramas o madrigueras de
roedores junto a su tronco y con sus sólidas raíces sujetará la tierra.
Quizá dentro de varios cientos de años, si ha
sobrevivido a los incendios, a las sequías o a las talas, su enorme tronco siga expresando la maravilla de La Vida. La misma que el ser humano a menudo se
empeña en hacer bailar de un hilo, cuando no directamente en destruir porque
sí.
Todo esto suena a obviedad pero a menudo en la
ciudad tendemos a pensar que somos el centro y la medida de todo. Y...“no es
del todo así”...
La naturaleza me llevó a esta minúscula planta de
castaño, en medio de un camino, para que la recuperase. Si con mis cuidados
llega a enraizar, quizá dentro de 15 años pueda recoger sus deliciosos
frutos. Lo que es seguro es que vivirá
mucho más que yo. Y, cuando hayan pasado muchos años y mi vida ya no sea ni un
recuerdo, el castaño soberbio seguirá ofreciendo sus frutos, su sombra y su
madera a quienes pasen y al verlo imponente, bien anclado en el suelo y con los
dedos de sus ramas acariciando el viento, les costará pensar que un día fue un
hilito unido a una castaña, con minúsculas raíces y cuatro hojas que salían de
un tallo más fino que el de una hierba, que un ya olvidado loco amante de La
Vida rescató, siglos atrás, de un camino, mimó y cuidó simplemente porque sí.
Y de alguna forma, pese a ser sólo un simple intermediario, estaré entre sus raíces ancladas firmes en el suelo y con sus ramas acariciando el viento. O al menos es bonito imaginar que así sea.
Y de alguna forma, pese a ser sólo un simple intermediario, estaré entre sus raíces ancladas firmes en el suelo y con sus ramas acariciando el viento. O al menos es bonito imaginar que así sea.
En cualquier caso los cuidados y los mimos habrán
valido la pena.
Siempre es gratificante amar porque sí...
Decía D. Elton Trueblood: “Cuando un hombre planta
árboles bajo los cuales sabe muy bien que nunca se sentará ha empezado a
descubrir el significado de la vida”.
Molt bo¡¡¡¡¡ “Cuando un hombre planta árboles bajo los cuales sabe muy bien que nunca se sentará ha empezado a descubrir el significado de la vida”.
ResponderEliminarUna frase que sempre m'ha agradat molt.
ResponderEliminarGràcies Leopold!
Yo lo que creo es que tienes una sensibilidad fuera de lo común y te alabo por ello.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Mercedes. Creo que en todo caso la compartimos.
EliminarUn honor estar entre tus amistades.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe dejas sin palabros, que bonito todo..
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