miércoles, 30 de noviembre de 2016

DÍA MUNDIAL DEL ESTIGMA



Te voy a hacer unas preguntas:

¿Tendrías una relación de pareja con una persona diabética?
¿Dejarías de comprar en una tienda en la que trabaja alguien que tiene psoriasis?
¿Si a quien comparte piso contigo le diagnostican un cáncer tendrías miedo y cambiarías la manera de convivir?
¿Crees que las personas que tienen hepatitis son un peligro, o que si viven con ese virus se lo merecen por llevar un estilo de vida concreto?

Plantear esas preguntas es absurdo. Pero… ¿y si cambiamos “diabetes” “psoriasis”, “cáncer” y “hepatitis” por “VIH”?..
Seguro que, como eres buena gente, te parece una barbaridad.
O no.
Tal vez, desde algún rinconcito lejano de tu mente una vocecilla susurre “puede haber algo de razón. Tal vez haya peligro; mejor tener cuidado con quienes tienen el virus del SIDA”.
”El virus del SIDA”…Uno de los grandes temores de las últimas décadas.
Una infección tan temida que su miedo tiene nombre: “Serofobia”. El odio y el rechazo a las personas que viven con VIH se llama así: “serofobia”. Aunque temer o rechazar a alguien que vive con un virus más que una “fobia”; es simplemente imbecilidad con mucha desinformación.
Según un interesante estudio de la sociedad “Seisida” que puedes consultar y descargarte en este enlace:
http://trabajandoenpositivo.org/documentos/biblioteca/3CreenciasActitudes.pdf
un porcentaje considerable de la población española rechazaría a personas que viven con VIH en el trabajo, la escuela, la convivencia o las relaciones.
Desde hace tiempo me pregunto si ese rechazo es sólo por miedo a infectarse con un virus que, con los tratamientos actuales, no tiene la carga de muerte de los primeros años de la pandemia.
Me temo que el estigma hacia las personas que viven con VIH sea el fruto del insistente mensaje de rechazo hacia determinadas conductas.
A principios de los años 80 cuando se conocieron los primeros casos de SIDA se unieron a heroinómanos y homosexuales (en menor medida a haitianos ¿! y hemofílicos), “gentes de mal vivir”. El SIDA era el “justo castigo a su conducta desordenada” (sic). Mientras drogadictos y maricas se infectaban y morían por el SIDA las “personas decentes” estaban a salvo.
Pero, claro, con eso pasó lo que con los orígenes a principios de la década de 1920: un virus propio de unos simios llegó a infectar humanos porque alguien “hizo algo” con algún simio…
En los años 80 también: “alguien decente” hizo algo con algún drogadicto u homosexual de mala vida (nos podemos imaginar qué…tal vez compartir una jeringuilla…) y el virus temido se difundió por la sociedad.
Cabría pensar que desde ese momento la serfobia desaparecía ya que todas las personas de la sociedad que tuviesen determinadas prácticas podrían infectarse del virus. Pero en el imaginario colectivo, bien desinformado, sigue asociándose vivir con VIH a un estilo de vida concreto que es el que se rechaza con el VIH.
He escrito varias veces “desinformación”, sí, desinformación.
Sobre todo alrededor del Día Mundial del SIDA. Duelen los ojos y los oídos cada vez que se lee y se escucha a periodistas e incluso médicos “contagio del SIDA” en lugar de “transmisión del VIH”. Porque como todo el mundo sabe (o más bien debería saber):
¡¡¡NO SE CONTAGIA EL SIDA. SE TRANSMITE EL VIH!!!
¿Por qué me pongo así? te preguntarás ¿qué importancia tiene diferenciar entre “contagio” y “transmisión”?
Mucha porque, y es triste tener que seguir con ello a estas alturas, no te infectarás de VIH si trabajas, estudias, juegas, o convives con alguien que vive con ese virus. A ti no te pasará nada, pero a quien vive el rechazo le genera un gran sufrimiento.

Podría comentar que hay que exigir a los gobiernos políticas sanitarias determinadas, podría explicar que hacerse la prueba de detección es una gran herramienta ya que conocer el estado serológico y tomar la TARGA hace bajar la carga viral individual y también la “carga viral comunitaria” lo cual ayuda a frenar la pandemia, podría hablar de CD4, de ELISA de 4ª Generación, de recuento de virus, de…

Pero, para no alargarme ya que son datos que puedes encontrar, prefiero lanzarte una última pregunta. Imagínate que no tienes el virus del VIH, que conoces a una persona que sí lo tiene y os enamoráis ¿te la perderías sólo por un virus?..


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