sábado, 4 de noviembre de 2017

ESPAÑA NO MERECE NI MI ODIO



Después de demasiado tiempo sin escribir el Lobo de Barcelona vuelto. La ciudad y la tierra que ama han sufrido mucho en estos meses: nefastos atentados, nefasta represión...un sufrimiento que ni esta tierra ni sus buenas gentes merecemos.



Tres situaciones:
- El día que detenían a Oriol Junqueras uno de sus hijos cumplía cinco años.
- Mientras los detenidos políticos catalanes estaban encerrados en un furgón policial en dirección a la prisión, aislados de los suyos, policías se mofaban de Junqueras con insultos homófobos y hacia su físico.
- Un supuesto periodista de una cadena privada del Estado Español, a las puertas de la cárcel de Alcalá Meco, afirma con una sonrisa: "...como era previsible las detenidas fueron recibidas al grito de ¡Viva España!". Gestos de hilaridad en los tertulianos de la mesa antes de desgañitarse con improperios hacia los "separatistas que quieren romper la Sagrada Unidad de España"...
A los catalanes nos queréis muertos. Parece duro pero es lo que es. Queréis que nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestra lengua y nosotros mismos desaparezcamos.
No podéis soportar que haya algo diferente a vuestra "idolatrada España". No podéis tolerar que haya personas que no quieran "ser españolas". Ni siquiera podéis imaginarlo. Pues, ¡mira tú por dónde! hay mucha gente así. De hecho la inmensa mayoría (no silenciosa sino real) de habitantes del Planeta Tierra no son españoles. Y les da igual...
No habéis entendido nada. Y seguís sin entender. Lo peor es que ni siquiera queréis hacer el esfuerzo de ello.
No comprendéis que esta tierra tiene cultura, lengua, tradiciones y maneras de ser distintas de la que, desde el falso concepto de "españolidad", habéis impuesto a los territorios peninsulares.
Porque, amigos o no, España no existe. España nunca ha existido.
La España actual es sólo la mentalidad castellana impuesta, por las élites aristocráticas, al resto de territorios de la Península Ibérica, salvo óbviamente los del..."primo tonto que no quiso ser España"; Portugal, claro.
De niño, años antes de saber que viviría en Cataluña, cuando oía hablar de España pensaba: "pero si España no existe. En España se habla la lengua de Castilla pero hay varias culturas distintas entre sí". Yo, de cultura gallega, no me sentía más cercano a un valenciano o a un andaluz que a un americano o un japonés, por más bandera, que me daba miedo al evocarme una dictadura de muertos, que compartiésemos y no pensaba besar al no hacer la Mili.
Con los años aquella idea infantil se vio confirmada por las pruebas de la realidad.
Vuestra tan cacareada España es NADA. Sólo un sentimiento que os han inculcado como a borregos histéricos. Un sentimiento que les sirve para robaros y quitaros derechos y servicios mientras os emocionáis con vuestro trapo franquista y vuestra selección de fútbol al berrido de: "¡¡¡YO SOY ESPAÑOL, ESPAÑOOL, ESPAÑOOOL!!!" *- Lo del "a por ellos" aunque viene después, es otra historia...coreada por una testa coronada casada con una periodista trepa...
Si no fuera patético sería dramático. Aún así lo es.
Mientras cantáis al trapo y lo besáis en demenciales "juras de bandera civiles" (???) seguís sin comprender nada. Y sin querer comprender, que es lo trágico.
Seguís sin entender que que esta es una tierra pacífica que sólo aspira a vivir en paz.
Seguís sin entender que quien vive aquí y ama esta tierra es de aquí haya nacido donde haya nacido. Estos días me agota que garrul@s aneuronales (algun@s familiares y amig@s de siempre) traten de convencerme que no puedo ser independentista por no haber haber nacido aquí. ¿Ein?..
No, no lo entendéis. No lo entendéis muchos (afortunadamente no todos) de fuera de Cataluña y demasiad@s de aquí.
Y no lo entendéis porque no habéis querido emocionaros con la música de "Esquirols", "Sau" o Pau Casals; no habéis permitido a vuestros sentidos conmoverse viendo como sube un Castell, ni embriagarse sintiendo la tierra, el aire, el sol en Montserrat, el Montsant o Cadaqués; no habéis hecho el más mínimo esfuerzo por conocer la historia de Tarraco o la vida de Barcelona.
Si bien es comprensible el odio de los descendientes directos del franquismo (que siguen pululando como cucarachas por "esa España vuestra") duele la indiferencia cómplice, a veces simpatía, de buena gente progresista y válida que no denuncia lo que estamos viviendo.
Os anticipo: Cataluña es un experimento. Después irán por vosotros. Cuando os lamentéis pidiendo ayuda, visto lo visto, tendré que pensar si podéis contar conmigo...
  
                                             



Una de las peores cosas que vivimos en estos días es el odio.
Si la indiferencia existencial que siempre sentí por España hace tiempo se tornó rechazo ahora, en ocasiones, la negra sombra del odio se acerca más de lo desado.
Pero no llegará. No se le permitirá. España no merece ni mi odio.

                                 

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